Pues todo empezó a ir mal cuando instalaron relojes en las plazas de los pueblos. Se impusieron leyes para estructurar los horarios. El tiempo empezó a medirnos a nosotros. Luego la tecnología empeoró el asunto, hasta llegar a una sociedad de gente que se enoja cuando las cosas no van a la velocidad del ratón.
Cita de Carl Honoré
En el trasfondo de esta frase Carl Honoré, representando la filosofía slow, nos invita a replantearnos la gestión de nuestro tiempo, tratando de dedicar a cada tarea el tiempo que creemos que merece, cultura interesante para los que trabajamos en un país donde parece que ocho horas nunca son suficientes. No obstante, el enfoque que se le da al reloj en la cultura china es otro: es considerado el símbolo que representa la antítesis de la longevidad y, ya vimos al referirnos a la aspiración del éxito y la prosperidad que esta aspiración está directamente relacionada con la longevidad.
Sin embargo, hemos de pensar que la existencia de relojes nos recuerda «la cantidad de cosas que tenemos que hacer y el poco tiempo del que disponemos». Por esta razón, no son recomendables en lugares donde nos visitan los clientes, siempre y cuando no nos interese que tengan prisa por marcharse.
Texto extraído del libro Feng Shui en la empresa de Maru Canales